La ansiedad ocupa un papel importante en la supervivencia. El cuerpo la siente cuando cree estar en peligro. En la mayoría de las ocasiones ese peligro no es real, sino creado a través de la mente. Sucede cuando anticipas una realidad inexistente o poco probable sientes ansiedad.
Bucles mentales, rumiaciones, obsesiones, pensamientos “terribilizadores” o catastróficos.
Estar en constante movimiento, contar objetos, evitar situaciones, realizar diferentes acciones para “no pensar”.
Sensación de peligro o de de falta de control, angustia, cambios repentinos de humor, irritabilidad, inseguridad...
Palpitaciones aceleradas del corazón, sudoración, falta de aire, falta de apetito, dificultad para dormir, tensión muscular, temblor en las extremidades...
Identificar qué pensamientos y emociones están relacionados con el mantenimiento de los síntomas.
Aprender a identificar qué peligro estás creando para sentirte ansioso/a.
Trabajar la capacidad de racionalizar los hechos y sucesos que sientas como amenaza.
Gestión emocional a través de la relajación y mindfulness.